martes, 3 de mayo de 2016

INTERCAMBIO

 
Hoy, día de las fiestas de Arenas y Rio Arenas, no podía dejar  pasar esta anécdota, contada por  Cesita Ortiz: ¨ ...y entonces resulta que cuando las fiestas patronales de mi pueblo eran buenas, se armaba en las calles adyacentes a la plaza Bolívar de Arenas, unos joropazos descomunales. De Rio San Juan... Rio Caribe...pasando por la Fragua...San Rafael... las Trincheras...de toda la región los campesinos y campesinas eran los que mas amaban estos joropos. Y en uno de ellos se encontraba Ramón Corioco de ocioso, viendo como dos mujeres , que no andaban juntas ni rejuntas, dejaban a sus bebes arrimados a los rincones, y se daban a beber y a bailar. Y así fue como se le ocurrió a Ramon Corioco, ya entrada la noche, de cambiarle los bebes. Culminado el joropazo, las dos mujeres borrachas, se fueron con sus  bebes. En el transcurso de la mañana regresaron las dos, lloriqueando y celebrando la equivocación sin jamás sospechar que hubo una mano peluda, que les jugo la broma del intercambio de su hijos¨.

sábado, 3 de mayo de 2014

El BURRO VERDE MARUTÓN


Para que la cruz no me castigue por no haber podido ir a las fiestas, aquí  dejó este cuento corregido como un homenaje.
 
EL BURRO VERDE MARUTÓN

¿Quién o quiénes fueron los ociosos que pintaron de color verde el burro Marutón de María Negro? No se sabe ni se supo la autoría. Las sospechas siempre recayeron sobre los malcriados del pueblo de Arenas: Ñato, Eulogio, el Catire, Yerrito… aquellos que eran capaces de tamaña ociosidad, que en el pueblo sobraban.
María Negro amaba su noble animal de trabajo. Bien de madrugada se iba en transporte público para Cumanacoa,   que queda a unos 4 km del pueblo de Río Arenas, para comprar vísceras y tripas de ganado. Al regreso, lavaba el mondongo en el río del pueblo, llamado también Río Arenas. Luego se iba cabalgando su burro para el pueblo vecino de Arenas, por la vía principal. En su recorrido, sostenía equilibradamente en la cabeza la cesta llena de vísceras y con un tabaco en la boca, los dos alegres, llegaban al mercado del pueblo.
 
María Negro era una mujer destemplada que no se medía en decirle en una metralleta de palabras, cuatro cosas a cualquiera. No era fácil meterse con ella. Había que tratarla con mucho cuidado. Claro, su vida tampoco fue fácil. En su puesto del mercado, que quedaba donde hoy se ubica la prefectura y policía del pueblo, al lado de los famosos Kicos, que toda su vida han “beneficiado” animales, curioso nombre que le dan a la muerte de animales para desollarlos, destajarlos y venderlos por presas. Me imagino a un cochino agradeciéndole el gesto a quien le dio el palo cochinero. Un pollo mandándole un ramo de rosas a quien le retorció el pescuezo.
 
En los tantos puestos del mercado de Arenas, laboraban y ofrecían su mercancía: María Negro, los Kicos y compañía… Pedro Enríquez, Vicente… Martina, la del colmillo en la vagina.
Una mañana que María Negro se prepara para su faena del día, no ve su burro en el fondo de su humilde casa.  Se asoma a la puerta y recibe la gran sorpresa: su querido asno la estaba esperando vestido de verde, con los cascos pintados de negro, una aureola amarilla le adornaba los ojos, el maruto pintado de negro con rojo en la punta, y unos cuantas perolas amarradas a su cola, para que el asustado burro, después de unos chaparrazos, huyera hacia su conocido hogar.
El burro había sido secuestrado entrada la noche. La pintura utilizada fue acrílica con suficiente transparente, cosa que diera más brillo, secara rápido y soportara mejor las inclemencias del tiempo. Un buen trabajo de latonería y pintura que llevó pocas horas, porque no necesitó enmasillado ni lijadura, ni tenía picaduras por ninguna parte… que se los digo yo.
Viendo a su burro hermoso pero en tales condiciones, la bravura de María Negro, se notaba en la llamarada de sus ojos resplandecientes. Su alarido de rabia se escuchó en todo el valle montesino. Entró nuevamente a su casa. Esperó un buen rato, mientras los habitantes del pueblo se iban reuniendo alrededor del asno. Llegada la hora en que calculó era horario de trabajo oficial, se fue montada en su onagro hasta la prefectura del pueblo de Arenas a denunciar el agravio sufrido. Una multitud risueña la siguió entre Río Arenas y Arenas. La calentura que tenía María Negro no tenía nombre. Más de 1000 grados centígrados. Puesta la denuncia ante el prefecto, María Negro junto, con sus  testigos y la gente que no paraba de reír, entre palabrotas y su cargada metralleta que le enredaban la lengua y  la furia que la embargaba, reclamaba compensación a la humillación y castigo a los culpables, que por supuesto,  nunca hallaron.
 
Total, que María Negro se acostumbró a llevar su mondongo al mercado de Arenas montada en su burro verde marutón, ante los asombrados ojos de los choferes y pasajeros de los carros que pasaban por la vía nacional, que se paraban a ver asombrados el original verde manzana de la bestia.

miércoles, 30 de abril de 2014

MARCOLINA


Ya el día de las fiestas de Arenas esta a las puertas. Me había propuesto como homenaje entregar ese día un cd que contiene una selección de cuentos relacionados con  personajes de los pueblos hermanos y morochos de arenas y rio arenas. No se si podre cumplir aunque la selección y revisión esta hecha por mi amigo Lic. Rubén Guerra, Coordinador de publicaciones de la udo núcleo de sucre. Como muestra les dejo este cuento de marcolina.
 
marcolina
 
Nene y Tito, los primeros de siete hermanos, por lo cercano de la edad de ambos (apenas un año de diferencia) compartían muchas cosas: ropa, zapatos, juegos, juguetes, patines… sueños, deseos, alegrías, peleas, discusiones, pescozones, cogotazos, regaños… hasta las responsabilidades del hogar. Tanto se apreciaban que su abuelo Pedro, carpintero de profesión, les hizo un escritorio morocho. A esas edades de muchachos, de sueños y deseos compartidos, había uno que anhelaban en común… y un día de improviso se les cumplió. La llegada de Marcolina a su casa, traída de la mano de su padre, representó para ellos una alegría infinita. Ella, de nombre insólito, estaba dotada de ciertos atributos originales que la hacían diferente y deseada por los demás. No se sabe con certeza quién de los dos fue el primero que estuvo íntimamente con ella. El disfrutar de su compañía era lo máximo. Salir con Marcolina a pasear por el pueblo de día o en las noches recibiendo el aire en el rostro, era fantástico. Ir abrazados de compras a la bodega era un encanto. Este amor dividido no duró eternamente porque, por ley natural, Nene y Tito pretendían tenerla para sí. Si a ella la hubiesen puesto a escoger entre sus dos atentos novicios y adorados amantes, posiblemente no sabría a quién elegir, entre estos ejemplares de “buenos muchachos”. Al fin, lo que se esperaba venir. Llegó el amargo día. Sabiendo ya los pretendientes de este amor imposible (que no sabe lo que quiere, ni puede escoger) decidieron, sin peleas inútiles, en un acuerdo tácito, portarse con ella con una indiferencia total.  Tampoco se conoce quien de los dos fue que la dejó al “descuido”, triste y abandonada a su suerte, en una de las tantas esquinas del pueblo. Se dice que en la bodega de los Ortiz. Allí tuvo su primera cita, convirtiéndose Marcolina en la hetaria del pueblo de Arenas. Todos: muchachos, jóvenes y viejos la cogían, muchas veces, bajo la indiferente e indolente mirada de Nene y Tito, que veían cómo se la llevaban a cualquier parte, y después de satisfechas sus ganas, la dejaban tirada en algún recóndito lugar. ¡Cómo sufría la pobre!
Con el correr de los meses sus cualidades, una por una, se fueron perdiendo, como las viejas o viejos, que con los años pierden los dientes y se les deteriora la piel. Como el rosal que se marchita en el otoño, pero esta vez, para no florecer. Como perfume que se difuminó en el viento para más nunca volver.  La edad de la vejez también es hermosa y tiene su placer, pero no para Marcolina, que su prematura vejez se debía al maltrato, al abuso y al descuido. Se llegó el tiempo, que perdió lo último que le quedaba: la vergüenza. Todo parecía haber acabado para ella. Como todas las cosas que suceden en la vida, tuvo su final.
¡Qué diferencia!, ¡No tenía comparación!, ella apareció la primera vez tan radiante, tan elegante, tan dotada y bellamente rústica, cuando el padre de Nene y Tito se las regaló aquel día. Fue una hermosa bicicleta de reparto, full equipo, con parrillera delantera y trasera, y luces incorporadas. Ahora de ella sólo quedaba el cuadro pelado, lo único que Nene y Tito se dignaron a rescatar, para luego dejarlo arrinconado en un lugar de su casa. Al parecer sus esperanzas se habían perdido y… sucedió el milagro. Un famoso corredor de bicicletas llamado Freddy, del pueblo de Río Arenas, se enamoró de lo único que se tenía bueno de ella, porque era un cuadro de aluminio, y se los compró. Lo dotó de nuevos y renovados trajes que ya no parecía Marcolina sino mas bien… ¿Marcolino? ¡No!  Miss Marcolina por lo coqueta y bien arreglada que quedó. 
Con su alma transformada y un diestro y mejor amante que la montara, regocijado vi, junto a mi hermano Nene, cómo conquistó un hermoso trofeo, en la primera competencia de ciclismo que participó.
 
 
 

sábado, 19 de octubre de 2013

¿LO REVENTÓ?

A la bodega de Andrés Zerpa, en la calle candelaria del pueblo de Arenas,   llegó un día un sujeto extraño  con cara de pocos amigos. Un hombre alto, fornido, exhibiendo una gruesa cadena  y pulsera de oro. El  porte infeliz del pobre rico.  De entrada, sin dar las buenas tardes, le pidió a Andrés Zerpa en una forma enérgica y destemplada ¡un refresco! Los clientes, se voltearon a verlo; algunos se intimidaron,  y otros se molestaron pero,  aguantaron callados sintiéndose sobrecogidos ante la imponente figura del recién llegado. Andrés Zerpa, siempre atento, y para evitar mayores problemas, lo atendió primero para complacerlo,  ignorando el refunfuño de los demás clientes.  Buscó en la nevera congeladora y le destapó un refresco  friito,  bañado en nieve, que le puso en el mostrador. El fulano, al instante,  le recriminó: ¿Yo le pedí acaso una Coca Cola ?.  Andrés Zerpa, con su reconocida agilidad mental le respondió: ¡No, pero usted pidió un refresco!. El candidato lo miró de arriba abajo despectivamente, luego aceptando el refresco,  se tomó la fría Coca Cola de un solo trago. Se aguantó la cabeza dando un sonoro bufido,  a causa del dolor y del  frio que se le fue a las sienes y la mollera. Pasado el  gélido momento  lanzó tremendo eructo que duraría como un minuto. Orgulloso de su grosero acto miró a todos con desprecio, de arriba abajo, como si nada,  y seguidamente gritó bien duro a los presentes: ¡aquí en este pueblo lo que hay es cobardes!.  Ramón Corioco, hombre honesto, chiquito, fuerte y valiente,  viendo y oyendo  a este hombre impertinente y buscapleitos,  que lo tenía  hasta la coronilla,  no lo pensó ni dos veces y le soltó tremendo zarpazo al rostro sin lograr atinarle. Fue el único golpe que tiró porque el forastero le dio cuatro zipotazos,   sacándolo  a patada limpia de la bodega; y así lo llevó hasta casa del padre de Elianita,  que queda como a 5 casas más allá.
Gracias a la policía y los vecinos  que intervinieron, no mata a Ramón Corioco.
Por supuesto a quien se llevan preso con toda su oposición, bravura y rezongadera,  es al forastero.
Ramón Corioco regresa a la Bodega de Andrés Zerpa y le dice ¡lo reventé!.  Andrés Zerpa boquiabierto le responde: ¿Como que lo reventaste?. Si te dejó vuelto trizas. Mira cómo estás de arrastrado,… la boca rota…  y con los ojos morados.  Ramón Corioco, que había mantenido  el puño cerrado, lo abrió y le enseñó la cadena y el crucifico de oro  que se le habían quedado en su mano en el  único garrotazo que lanzó;  y  le ripostó entonces  a Andrés Zerpa ¿lo reventé o no lo reventé?.

martes, 17 de septiembre de 2013

NENÉ





Ustedes me dicen, entonces, que tengo que perecer
como también las flores que cultivé perecerán.
¿De mi nombre nada quedará,
nadie mi fama recordará?
Pero los jardines que planté, son jóvenes y crecerán...
Las canciones que canté, ¡cantándose seguirán!

HUEXOTZÍNCATZIN
Príncipe de Texcoco, 1484

NENE
Cada vez que me sentaba  frente a  la computadora a escribir sobre mi hermano, el creador principal del  blog Arenas y Rio Arenas,  el dolor y la tristeza me invadía.  Era tan fuerte el sentimiento,  que las lágrimas  brotaban de mis ojos, cuando tecleaba las letras para comenzar esta apología dedicada a este gran hombre como lo fue Carlos Leopoldo Palomo Gamarra, conocido como Nené. Hoy todavía, fresquito su recuerdo, no lo he superado. La imagen, este dibujo que encabeza el escrito, a el le encantaba. Y la frase del príncipe se la comunicó a una amistad, en el mes de diciembre , un mes antes de su partida, la copio cuando estuvo una vez por México.
Un día Nené me propuso la creación de un blog.  La idea me fascinó, como otras veces que compartimos proyectos filantrópicos y altruistas.  El se las ingenió para diseñar la página, asombrosamente sacando tiempo de su devoción más importante,  como lo fue su profesión de traumatólogo;  oficio al que se dedicó dignamente  parte de su vida,  reconocido por la gente de nuestros pueblos. 
Mi hermano logró diseñar la página, adornándola de fotos, frases, y una entrada principal  que dice muy bien de su creatividad. La denominó: www.arenasyrioarenas.blogspot.com. La parte que me tocaría a mí.- además de algunas sugerencias.- fue alimentarla de  anécdotas referidas a esos personajes de nuestros pueblos  que han sido olvidados y otros que también merecen ser recordados.
Mi compadre y hermano mayor  Nene fue el compañero  de mi niñez, y parte de nuestra adolescencia. Esta fase de nuestra vida en común, transcurrió entre Caracas, España en una ciudad llamada Salamanca,  Cúa Estado Miranda donde nací,  y el resto en el valle de Montes, específicamente en el pueblo de Arenas. De España, por la edad nos vienen muchos recuerdos compartidos; que decir de nuestras vivencias en los pueblos de Arenas,  Rio Arenas y Cumanacoa, con los amigos de aquel ayer!. 
Cuando  niños,   a nuestra llegada a España, apenas  siendo unos bebes,  otros  niños de nuestra edad  nos hicieron una rueda bailando y  burlándose de nosotros, llamándonos indios. Nené agarró una piedra, huyendo despavoridos  nuestros provocadores, lanzándola  con tal puntería a uno de ellos que le dio en pleno  cráneo,  abriéndole  una herida en la cabeza y valiéndonos esta agresión,   nuestra primera  y merecida pela en territorio Europeo.
Allí, en Salamanca, España,  estudiamos hasta segundo grado,  a pesar de lo corto de nuestra edad. Jhon, el tercero de los hermanos, era un recién nacido.  Nene y yo vivimos y disfrutamos juntos, con cierta conciencia, haber estado en una ciudad europea,  gozar de las 4 estaciones y de amigos que dejamos a nuestra partida para mas nunca regresar,… al menos juntos. El sí estuvo por esas tierras nuevamente, al igual que William Siempre, nene y yo, rememoramos  y extrañamos por mucho tiempo,  esa vida de allá. En esas edades, nuestro cerebro que es una esponja,  y es donde se define nuestro carácter y personalidad, nunca olvidamos  lo vivido en esa etapa.
Regresamos  a Venezuela en un Buque llamado Begoña, después que nuestro finado padre culminó los estudios de medicina. Había nacido William, contando apenas meses de edad. Corría el año 1960.
En dos momentos de la vida he sentido, como un aguijón en mi corazón,  la ida de mi hermano Nene. Una de ellas fue cuando se graduó de bachiller. Sabía que al irse a estudiar una carrera universitaria a otro Estado lejano, algo de nuestra hermandad se perdería. Conocería otro mundo, otra gente,… otra idiosincrasia.
Pensé incluso, con el tiempo, y dada sus visitas de médico, cuando regresaba y tenía que retornar a los estudios, que algún día cuando culminara, se quedaría, pero no fue así,  y bueno,  gracias doy a fin de cuentas que se decidió a venir por estos lados. Pero ahora Nene tu  partida, tu ida corpórea, definitiva, sorpresiva de este mundo material, nos dejó tan tristes y desamparados.
También doy gracias porque en muchas oportunidades pude compartir con Nené, sobre todo cuando llegaba, últimamente con  frecuencia a mi hogar. Se aparecía  regularmente con un detalle. Compartimos almuerzos y cenas juntos. Mis hijos, hasta mi nieta, lo adoraban.  Y yo,  no solamente permití que lo hicieran,  como es el deber ser, también lo  promoví, a mi estilo, a mi forma de ser.  Cada quien ama a su manera y tiene su forma de querer.
En cierta ocasión que  preparaba yo de almuerzo unos frijoles,  Nené se apareció y me dijo: Te vendo mi primogenitura por esos frijoles. Yo se la acepté riendo. Nené  tenía su estilacho de humor bien fino. Hablando, degustando la comida, me explicó lo de la ocurrencia de la venta de la primogenitura. Un pasaje  Bíblico en el génesis: Esaú vende su primogenitura (1:25:27 - 1:25:34)
Recuerdo de Nené tantas cosas, entre ellas,  hago este listado sin orden específico:
  • Los juegos infantiles de: soldados, a las escondidas, espadachines, pistolas,…currufio,  boliche,… pichas,…pelotas,…voladores,… trompo,…la cría de gusanos en cajas con hojas de morera, donde luego se convertirían en mariposas, … los juegos en la nieve, en época de invierno, … la primavera. El disfrute de haber vivido una gran parte de nuestra niñez,  en una ciudad europea con las 4 estaciones,  y el resto en el pueblo de Arenas.
  • Nuestro regreso de España en un Buque llamado Begoña, donde nos sentábamos por largos ratos en la popa,  compartiendo en silencio,  la vista y la estela de espuma que dejaba el navío en su navegar. Los baños en la piscina del Buque. El dormitorio con el ojo de buey donde dormimos por espacio de 19 días hasta llegar a Venezuela.
  • En nuestros primeros años en Arenas, llegamos hablando español castizo. Los niños de nuestra edad nos seguían por la forma peculiar, para ellos,  con la que hablábamos. A la entrada del cine nos preguntaban: ¿Cómo se llama eso?. Y nos nosotros le decíamos:  cacahuates. La risa de burla era general. ¡Y qué cacahuates… maní muchacho!,  nos replicaban. Y por donde nacen los niños?. Y les respondíamos: Nos traen las cigüeñas chavales. Más risas. Y nos respondían: ¡ Por el pepire es que nacen!
  •  El juego de descubrir en el cielo, imágenes abstractas que se prestaban a nuestra imaginación.
  • La rivalidad juvenil de gustos preferidos en la música, por ejemplo: a él le gustaba Rafael y a mí me gustaba Sandro,  compitiendo por quien era mejor cantante.
  • La afición compartida por el equipo del Magallanes y por la Vino Tinto.
  • El cuadro de caballo,  con cinco y doble participación, que pegamos, sin ser aficionados hípicos,  pero que nos llevó una tarde de análisis de  las carreras. ¡Qué satisfacción!. Me tocó a mí cobrarlo donde Tío Arturo.
  • La rivalidad deportiva,  sin fanatismo,  por el equipo de Argentina y yo por el de Brasil, ya en nuestra adultez.
  • El viaje que hicimos a Caracas, mi finado amigo y también compadre Lorenzo Rodríguez, para ver el Juego de Futboll Venezuela Vs Brasil en el Brigido Iriarte. Nené y Jhon, invitados por mí,  se encargaron de comprar las entradas. William se vino de Maracay,  y juntos disfrutamos el evento. Mas nunca he vuelto a estar entre tanta gente. Como disfrutamos el partido, entre cervezas, olas y vítores aupando a nuestra Venezuela.
  • Cuando me apoyó en la venta de huevas de pescado que salaba y envasaba, vendiéndolas  entre sus colegas médicos, en el hospital clínico universitario, cuando hacía el postgrado en traumatología en Caracas.
  • La época de lectura de novelas vaqueras,…policiacas,…comic,… la biblia y de todo tipo de literatura, en particular los noveles escritores.
  • El disfrute compartido del cine
  • Entrando a la adolescencia,  lo juegos de ping pong, … barajas,…cine,… ajedrez,…dominó.  Los viajes al rio,  y a la playa de la que fue nuestra casita del peñón.
  • La responsabilidad compartida del hogar en la edad infantil, juvenil y más allá en el cuido de los hermanos menores y de las tareas asignadas al hogar. Yo me enfocaba más en las tareas del domesticas  y  nene en la vigilancia de  mis hermanos.
  • Superada la niñez, y ya entrada la pubertad, nené me ayudó  a descubrir y despertar el monstruo de la sexualidad, cuando lo vi una tarde, queriéndole meter manos a la linda Mercedita, empleada domestica de nuestros padres.
  • Sus primeros años cuando estudiaba medicina, y esperábamos con ansia su llegada. Cuantas parrandas compartidas a esa temprana edad.
  • Su graduación de bachiller y de médico.
  • Su espíritu de trovador y la música de la nueva trova.
  • Cuando viajaba, siempre traía  detalles para la familia. Los que me obsequió  los guardo con celo.
  • Su pasión por el tenis, deporte que practicó desde el comienzo de sus estudios en la Universidad de Carabobo en Valencia.
  • Nuestra sociedad en la cría de gallos de peleas para satisfacer al abuelo.
  • La organización de un campeonato de Basquetbol en la región montesina, donde quedamos campeones.
  • Las pescas y paseos en el bote llamado ¨glu.glu¨, denominado así por nuestro finado padre.
  • El bautizo en la Iglesia de Santa Inés, de mi hija Areanni, siendo tú y mi cuñada Leonor Franco, los padrinos. No eran católicos pero nos dieron esa satisfacción. En ese evento participaron,  además de mi esposa  que aún vivía,  también mis padres.
  • La exploración a la cueva ¨EL BAQUIRO¨ en la Rinconada.
  • La creación compartida de un periodiquito montesino  titulado: Chimena: por aquí fumea.
  • La discusión estéril,  pero sabrosa, a la que  me retó en el Blog: ¿Que hay más Tito? ¿ojos o hojas?. Me preguntó. Yo le decía que ojos, el sostenía que hojas. Por varios escritos tratamos de defender nuestro punto de vista. Pues déjame decirte hermano que tenias razón: ¡Hay más hojas que ojos!, y mucho más,  cuanto las señales que me has mandado, es a través de hojas. Una vez te dije, que si te ibas primero que yo,  me enviaras una señal para saber de ti,   si estarías bien, si hay otra clase de vida,  y me la mandaste, y que más creíble para mí,  que  lo has hecho con hojas.
  • La pea que nos metimos,  hacen cuatro años, Nené , William y  yo, en la casa del parcelamiento, con unas botellas de tequilas, donde a trago limpio, probando que si el coscorrón  el clásico,... se nos fue el tiempo y el mundo. Tan grande fue la que nos metimos que nuestra madre nos dijo: Les ruego encarecidamente mis hijos, que mañana se metan una mas grande.
  • Su sabiduría profesional en el campo que era su abnegación: la medicina, en la especialidad de Traumatología.

Nené, al igual que yo,   tuvimos  grandes razones para amar  al pueblo de Arenas. En este pueblo pasamos la parte final de nuestra niñez,  y  toda nuestra adolescencia,  de recuerdos que tratamos de plasmar en el Blog.
Sí,  fue un gran hombre, especialmente en el campo de la medicina, donde logró sobresalir, y dejar una imperecedera huella en el tiempo.
Dejó también su marca imborrable en nosotros, los que tuvimos el honor de conocerlo,  coincidir  y compartir. A veces pienso en lo injusto que suelen suceder las cosas, porque si alguien merecía quedarse un tiempo más,  como huésped de la vida, ese era el. El, como todos, que somos invitados de la vida, colaboró en engrandecerla, con su profesionalismo, con su humanismo, con su don de gente. Gente como Nené nuevamente la vida  debe invitarlo a merecerla.
Dos grandes regalos a la vida deja:   Sus hijos, mis queridos sobrinos, Zhandra Carolina y Carlos Javier.
De nuestro transito en la vida no nos podemos quejar, en particular  Nene, que cumplió   deseos que quiso realizar, y que anotaba en una lista de sueños, antes de partir en su largo viaje sin retorno. Caminó y  conoció  otras culturas, y disfrutó de otras tantas cosas buenas,  terrenales y humanas,  que algunas es mejor no mencionar. Y aunado a ello, lo quiso tanta gente, incluyendo a la familia y a mí, porque era, como  hermano mayor,  el preferido, y lo sabía  con suma certeza, tanto que seguro  no le cabía la menor duda. Me hubiese gustado que hubiese  actuado, dada su primogenitura y preferencia, con mayor profundidad y amplitud, cumpliendo con  el rol y el papel tan importante que desempeñaba en la familia, con la mejor  idoneidad,…imparcialidad,…solidaridad, transparencia, equidad y justicia, por no decir más.
Sí, la abnegación por su profesión,  por lo que realmente eran sus intereses, gustos, y preferencias ocupó siempre, y ante todo y todos, el primer plano. No se dio la satisfacción de tener una vida social, eso que las invitaciones y obsequios le sobraban para regalar. Algunas veces, los obsequios  los compartió felizmente con la familia. Pienso en lo esencial, en lo  que quisiera decir,   hay cosas que no se pueden excusar,  ni justificar, y esta es una de ellas.
Uno se ocupa de pensar,  por lo que pasan los padres, hijos,  hermanos, tíos, sobrinos, familia,   por lo que les ocurre a sus conyugues,  y hasta por  la misma gente. Puede llegar a niveles de preocupación cuando lo que les acontece es un suceso trágico, enfermedades, conflictos,…problemas fuertes y graves. Nené  me preocupaba altamente,  porque en los últimos años lo sentí tan huérfano de cariño. A lo mejor no era así,  y es algo subjetivo producto de mi imaginación, y  fue  feliz en la forma como condujo su vida. Tal vez  por el dolor que me embarga su partida, mi infértil imaginación germina, crece, florece  y ve cosas que no están en la realidad.  Mejor  sólo pensar que se fue en paz.
La publicación de un  libro posiblemente digital, estará  dedicada especialmente a Nené,  como un homenaje póstumo,  y de pasó aprovecho para recordar parte de mis afectos que se fueron antes de él:  Mi abuelo Pedro, Mirian, mi abuela Rosa, Tia fifia, mi abuelo Candido mi padre, Tío Chichi, mi  esposa Arelis, mi cuñada Angeles, mi  suegra Angelica, mi cuñado Antonio, mi prima Mery. Tía Josefina, mi compadre Lencho, mi amigo del alma el chino, mi amiga Elena Malave, Narciso, Marcos Chinchilla, Armandito, Chichito, Luis Alberto Martinez.
Hay momentos felices,  que a veces son los más difíciles de superar. Partidas de seres como Nené, y a los que cité,  hacen que perdamos  el sentido de nuestras vidas. Golpes de los que  tardamos en recuperarnos, algún día, quizás. Duelo,  que sólo el tiempo se encargará de ayudarnos a superar. 
¿Saben lo que más me duele de Nené?. Que no me pude despedir de él. Decirnos un adiós y unas palabras de agradecimiento, no solo por tantas cosas que hiciste por mí, sino por haber compartido en esta vida conmigo hermano, con  mis hijos, Antonio, y mi nieta. Gracias por el feliz año y el último abrazo sincero que nos dimos,  comenzando este año 2013. 
Para finalizar, recuerdo un día cuando reunidos en familia, Nene tomó una escoba, se montó en ella,  trotando y relinchando ¡arre plata!,  jugó al caballito imitando al llanero solitario,  provocando la hilaridad entre los que disfrutamos ese momento tan divertido y alegre con él.
En algún otro momento, en otro plano de la existencia,  volveremos a jugar nuevamente Nené. ¡Jamás te olvidare hermano!. Misión cumplida!: ¡Te aplaudo por ello!. NEMASTÉ

martes, 18 de diciembre de 2012

CUENTO DE NAVIDAD

De Ramón Amaya  se contaron muchas cosas. Que era fanático del equipo de beisbol profesional de venezuela, Magallanes,  y que como él,  nadie celebraba sus victorias pero,  por increíble que parezca, mas apoteósicas eran las celebraciones de sus derrotas. Era el primero que se ponía al frente de una urna para enterrarlo cuando era eliminado. La pachanga que armaba en la plaza del pueblo era descomunal.
En su ocupación de celador del cine Junín de Arenas, no se le escapaba un coleado. Usaba unos lentes tan grandes, que le permitían visualizar cualquier estratagema que inventara,  alguien que pretendiera pasar desapercibido,  y entrar al cine sin pagar la entrada. Los poderosos lentes binoculares, con una tecnología espacial, avanzada para la época, podían detectar los movimientos sospechosos de cualquier individuo, en un radio de acción de 100 km a la redonda, con una visual de 360° grados. Los lentes también los aprovechaba en las fiestas carnestolenda para salir disfrazado con ellos. Un simple sombrero de paja y los enormes lentes, que le ocupaban todo el rostro, bastaban. La historia del origen de estos lentes deviene de Macondo, cuando Melquiades. inventor por  naturaleza, se apareció con ellos, asustando a la gente del pueblo. Cómo fueron a parar a manos de Ramón Amaya,  no se sabe. Macondo es una historia de todos los pueblos de Latinoamérica. Es posible que Melquiades haya pasado por Arenas y los dejó olvidados al marcharse.
De R. A  también se dijo, que sin saber manejar ni pretender hacerlo jamás, le compró un carro marca chevrolet, modelo Nova, color anaranjado, a Cruz  José Gerardino. El vehículo estuvo tapado con una lona durante los largos años que le restaron de vida. Cuando  falleció, la GMC, de EE.UU, fabricantes de estos modelos, lo mandó a comprar, para su colección particular, de lo conservado que estaba.
R. A no era de agraciado rostro ni figura. En un campeonato de feo, sacaba el primer lugar. El prototipo de la máquina de moler niños crudos,  de Erasto, cuando olfateaba su cercana presencia, babeante, se relamía tanto de gusto, que había que acallar sus estruendosos chasquidos a trompada limpia, sino duraba  meses, por el grado de insatisfacción, de no degustar el apetitoso y provocativo bocado.
R.A no tuvo esposa ni se le conoció mujer alguna. Ni descendencia.  Nadie lo recuerda cuando chiquito. No hay registros fotográficos de su infancia ni de su adolescencia.
Gracias a internet, se pudo lograr copiar una imagen de esta bella criatura, que si no era Ramón Amaya cuando bebe, por lo menos es su cacareado,   mencionado, y renombrado  hijo, que ya desde pequeño, puede leer varios libros a la vez, siendo los lentes, el unico legado que le dejó su famoso padre.

sábado, 15 de diciembre de 2012

MISAS DE AGUINALDO E INICIACION

 
 
En anteriores entradas al blog, hemos recordado como desde niños, en el pueblo nos aprendíamos los aguinaldos y cualquier objeto que permitiera la percusión era suficiente para que entonáramos nuestros aguinaldos y cantos de navidad. Hoy evocaba como a otra edad, cercanos a la púbertad, nos cambiaba todo y también las formas de acercarnos a las festividades decembrinas.
Esperábamos con ansias, el momento del inicio de las Misas de Aguinaldo, planificabámos como aprovecharlas al máximo. De alguna manera se convertía en un ritual de iniciación en otras prácticas, desde el aprendizaje de villancicos, hasta aprovechar esos amaneceres, para coincidir en el mismo banco de la Iglesia con la damita que nos insuflaba el corazón. Unos trasnochos gloriosos.
También esos momentos, permitían colateralmente, el inicio de la ingesta alcohólica y de cigarrillos. Erán momentos fuera del ojo avizor de los adultos, factor de coerción y control. Una forma gradual y limitada de exposición a la socialización y sus rituales. 3 horas a lo máximo de permisividad que se nos antojaban eternas.
Otro de los hábitos era aprovechar los instrumentos musicales, para cantar serenatas. Gratos recuerdos de Elizabeth García, Elicena Rodríguez, amigas con las que asistí a las primeras misas, también Segundo García y Pedro César Rodríguez. También destaca en el recuerdo Neo Araguayan y Toño Coraspe, infaltables por su habilidad para animar con sus cuatros y guitarras los aguinaldos. Feliz Navidad!!
 
Dic 20120/clpg