Hoy, día de las fiestas de Arenas y Rio Arenas, no podía dejar pasar esta anécdota, contada por Cesita Ortiz: ¨ ...y entonces resulta que cuando las fiestas patronales de mi pueblo eran buenas, se armaba en las calles adyacentes a la plaza Bolívar de Arenas, unos joropazos descomunales. De Rio San Juan... Rio Caribe...pasando por la Fragua...San Rafael... las Trincheras...de toda la región los campesinos y campesinas eran los que mas amaban estos joropos. Y en uno de ellos se encontraba Ramón Corioco de ocioso, viendo como dos mujeres , que no andaban juntas ni rejuntas, dejaban a sus bebes arrimados a los rincones, y se daban a beber y a bailar. Y así fue como se le ocurrió a Ramon Corioco, ya entrada la noche, de cambiarle los bebes. Culminado el joropazo, las dos mujeres borrachas, se fueron con sus bebes. En el transcurso de la mañana regresaron las dos, lloriqueando y celebrando la equivocación sin jamás sospechar que hubo una mano peluda, que les jugo la broma del intercambio de su hijos¨.
ARENAS: entrada encantada al dulce Valle de Cumanacoa
Aspectos iniciales, generales y parciales sobre Arenas
martes, 3 de mayo de 2016
sábado, 3 de mayo de 2014
El BURRO VERDE MARUTÓN
Para que la cruz no me castigue por no haber podido ir a las fiestas, aquí dejó este cuento corregido como un homenaje.
EL BURRO VERDE MARUTÓN
¿Quién
o quiénes fueron los ociosos que pintaron de color verde el burro Marutón de
María Negro? No se sabe ni se supo la autoría. Las sospechas siempre recayeron
sobre los malcriados del pueblo de Arenas: Ñato, Eulogio, el Catire, Yerrito…
aquellos que eran capaces de tamaña ociosidad, que en el pueblo sobraban.
María
Negro amaba su noble animal de trabajo. Bien de madrugada se iba en transporte
público para Cumanacoa, que queda a
unos 4 km del pueblo de Río Arenas, para comprar vísceras y tripas de ganado.
Al regreso, lavaba el mondongo en el río del pueblo, llamado también Río Arenas.
Luego se iba cabalgando su burro para el pueblo vecino de Arenas, por la vía
principal. En su recorrido, sostenía equilibradamente en la cabeza la cesta
llena de vísceras y con un tabaco en la boca, los dos alegres, llegaban al
mercado del pueblo.
María
Negro era una mujer destemplada que no se medía en decirle en una metralleta de
palabras, cuatro cosas a cualquiera. No era fácil meterse con ella. Había que
tratarla con mucho cuidado. Claro, su vida tampoco fue fácil. En su puesto del
mercado, que quedaba donde hoy se ubica la prefectura y policía del pueblo, al
lado de los famosos Kicos, que toda su vida han “beneficiado” animales, curioso
nombre que le dan a la muerte de animales para desollarlos, destajarlos y
venderlos por presas. Me imagino a un cochino agradeciéndole el gesto a quien
le dio el palo cochinero. Un pollo mandándole un ramo de rosas a quien le
retorció el pescuezo.
En
los tantos puestos del mercado de Arenas, laboraban y ofrecían su mercancía:
María Negro, los Kicos y compañía… Pedro Enríquez, Vicente… Martina, la del
colmillo en la vagina.
Una mañana
que María Negro se prepara para su faena del día, no ve su burro en el fondo de
su humilde casa. Se asoma a la puerta y
recibe la gran sorpresa: su querido asno la estaba esperando vestido de verde,
con los cascos pintados de negro, una aureola amarilla le adornaba los ojos, el
maruto pintado de negro con rojo en la punta, y unos cuantas perolas amarradas
a su cola, para que el asustado burro, después de unos chaparrazos, huyera
hacia su conocido hogar.
El
burro había sido secuestrado entrada la noche. La pintura utilizada fue
acrílica con suficiente transparente, cosa que diera más brillo, secara rápido
y soportara mejor las inclemencias del tiempo. Un buen trabajo de latonería y
pintura que llevó pocas horas, porque no necesitó enmasillado ni lijadura, ni
tenía picaduras por ninguna parte… que se los digo yo.
Viendo
a su burro hermoso pero en tales condiciones, la bravura de María Negro, se
notaba en la llamarada de sus ojos resplandecientes. Su alarido de rabia se
escuchó en todo el valle montesino. Entró nuevamente a su casa. Esperó un buen
rato, mientras los habitantes del pueblo se iban reuniendo alrededor del asno.
Llegada la hora en que calculó era horario de trabajo oficial, se fue montada
en su onagro hasta la prefectura del pueblo de Arenas a denunciar el agravio
sufrido. Una multitud risueña la siguió entre Río Arenas y Arenas. La calentura
que tenía María Negro no tenía nombre. Más de 1000 grados centígrados. Puesta
la denuncia ante el prefecto, María Negro junto, con sus testigos y la gente que no paraba de reír,
entre palabrotas y su cargada metralleta que le enredaban la lengua y la furia que la embargaba, reclamaba
compensación a la humillación y castigo a los culpables, que por supuesto, nunca hallaron.
Total,
que María Negro se acostumbró a llevar su mondongo al mercado de Arenas montada
en su burro verde marutón, ante los asombrados ojos de los choferes y pasajeros
de los carros que pasaban por la vía nacional, que se paraban a ver asombrados
el original verde manzana de la bestia.
miércoles, 30 de abril de 2014
MARCOLINA
Ya el día de las fiestas de Arenas esta a las puertas. Me había propuesto como homenaje entregar ese día un cd que contiene una selección de cuentos relacionados con personajes de los pueblos hermanos y morochos de arenas y rio arenas. No se si podre cumplir aunque la selección y revisión esta hecha por mi amigo Lic. Rubén Guerra, Coordinador de publicaciones de la udo núcleo de sucre. Como muestra les dejo este cuento de marcolina.
marcolina
Nene
y Tito, los primeros de siete hermanos, por lo cercano de la edad de ambos (apenas
un año de diferencia) compartían muchas cosas: ropa, zapatos, juegos, juguetes,
patines… sueños, deseos, alegrías, peleas, discusiones, pescozones, cogotazos,
regaños… hasta las responsabilidades del hogar. Tanto se apreciaban que su
abuelo Pedro, carpintero de profesión, les hizo un escritorio morocho. A esas
edades de muchachos, de sueños y deseos compartidos, había uno que anhelaban en
común… y un día de improviso se les cumplió. La llegada de Marcolina a su casa,
traída de la mano de su padre, representó para ellos una alegría infinita.
Ella, de nombre insólito, estaba dotada de ciertos atributos originales que la
hacían diferente y deseada por los demás. No se sabe con certeza quién de los
dos fue el primero que estuvo íntimamente con ella. El disfrutar de su compañía
era lo máximo. Salir con Marcolina a pasear por el pueblo de día o en las
noches recibiendo el aire en el rostro, era fantástico. Ir abrazados de compras
a la bodega era un encanto. Este amor dividido no duró eternamente porque, por
ley natural, Nene y Tito pretendían tenerla para sí. Si a ella la hubiesen
puesto a escoger entre sus dos atentos novicios y adorados amantes, posiblemente
no sabría a quién elegir, entre estos ejemplares de “buenos muchachos”. Al fin,
lo que se esperaba venir. Llegó el amargo día. Sabiendo ya los pretendientes de
este amor imposible (que no sabe lo que quiere, ni puede escoger) decidieron,
sin peleas inútiles, en un acuerdo tácito, portarse con ella con una
indiferencia total. Tampoco se conoce quien
de los dos fue que la dejó al “descuido”, triste y abandonada a su suerte, en
una de las tantas esquinas del pueblo. Se dice que en la bodega de los Ortiz.
Allí tuvo su primera cita, convirtiéndose Marcolina en la hetaria del pueblo de
Arenas. Todos: muchachos, jóvenes y viejos la cogían, muchas veces, bajo la
indiferente e indolente mirada de Nene y Tito, que veían cómo se la llevaban a
cualquier parte, y después de satisfechas sus ganas, la dejaban tirada en algún
recóndito lugar. ¡Cómo sufría la pobre!
Con
el correr de los meses sus cualidades, una por una, se fueron perdiendo, como
las viejas o viejos, que con los años pierden los dientes y se les deteriora la
piel. Como el rosal que se marchita en el otoño, pero esta vez, para no
florecer. Como perfume que se difuminó en el viento para más nunca volver. La edad de la vejez también es hermosa y
tiene su placer, pero no para Marcolina, que su prematura vejez se debía al
maltrato, al abuso y al descuido. Se llegó el tiempo, que perdió lo último que
le quedaba: la vergüenza. Todo parecía haber acabado para ella. Como todas las
cosas que suceden en la vida, tuvo su final.
¡Qué
diferencia!, ¡No tenía comparación!, ella apareció la primera vez tan radiante,
tan elegante, tan dotada y bellamente rústica, cuando el padre de Nene y Tito
se las regaló aquel día. Fue una hermosa bicicleta de reparto, full equipo, con
parrillera delantera y trasera, y luces incorporadas. Ahora de ella sólo
quedaba el cuadro pelado, lo único que Nene y Tito se dignaron a rescatar, para
luego dejarlo arrinconado en un lugar de su casa. Al parecer sus esperanzas se
habían perdido y… sucedió el milagro. Un famoso corredor de bicicletas llamado
Freddy, del pueblo de Río Arenas, se enamoró de lo único que se tenía bueno de
ella, porque era un cuadro de aluminio, y se los compró. Lo dotó de nuevos y
renovados trajes que ya no parecía Marcolina sino mas bien… ¿Marcolino? ¡No! Miss Marcolina por lo coqueta y bien
arreglada que quedó.
Con su alma transformada y un diestro y mejor
amante que la montara, regocijado vi, junto a mi hermano Nene, cómo conquistó
un hermoso trofeo, en la primera competencia de ciclismo que participó.
sábado, 19 de octubre de 2013
¿LO REVENTÓ?
A la
bodega de Andrés Zerpa, en la calle candelaria del pueblo de Arenas, llegó un día un sujeto extraño con cara de pocos amigos. Un hombre alto,
fornido, exhibiendo una gruesa cadena y
pulsera de oro. El porte infeliz del
pobre rico. De entrada, sin dar las
buenas tardes, le pidió a Andrés Zerpa en una forma enérgica y destemplada ¡un
refresco! Los clientes, se
voltearon a verlo; algunos se intimidaron,
y otros se molestaron pero,
aguantaron callados sintiéndose sobrecogidos ante la imponente figura
del recién llegado. Andrés Zerpa, siempre atento, y para evitar mayores
problemas, lo atendió primero para complacerlo,
ignorando el refunfuño de los demás clientes. Buscó en la nevera congeladora y le destapó
un refresco friito, bañado en nieve, que le puso en el mostrador.
El fulano, al instante, le recriminó: ¿Yo
le pedí acaso una Coca Cola ?. Andrés Zerpa, con su reconocida agilidad
mental le respondió: ¡No, pero usted pidió un refresco!. El candidato lo miró
de arriba abajo despectivamente, luego aceptando el refresco, se tomó la fría Coca Cola de un solo trago.
Se aguantó la cabeza dando un sonoro bufido,
a causa del dolor y del frio que
se le fue a las sienes y la mollera. Pasado el gélido momento lanzó tremendo eructo que duraría como un
minuto. Orgulloso de su grosero acto miró a todos con desprecio, de arriba
abajo, como si nada, y seguidamente gritó
bien duro a los presentes: ¡aquí en este pueblo lo que hay es cobardes!. Ramón Corioco, hombre honesto, chiquito,
fuerte y valiente, viendo y oyendo a este hombre impertinente y
buscapleitos, que lo tenía hasta la coronilla, no lo pensó ni dos veces y le soltó tremendo
zarpazo al rostro sin lograr atinarle. Fue el único golpe que tiró porque el
forastero le dio cuatro zipotazos, sacándolo a patada limpia de la bodega; y así lo llevó
hasta casa del padre de Elianita, que
queda como a 5 casas más allá.
Gracias
a la policía y los vecinos que intervinieron,
no mata a Ramón Corioco.
Por
supuesto a quien se llevan preso con toda su oposición, bravura y
rezongadera, es al forastero.
Ramón Corioco regresa a la Bodega de Andrés
Zerpa y le dice ¡lo reventé!. Andrés Zerpa boquiabierto le responde: ¿Como
que lo reventaste?. Si te dejó vuelto trizas. Mira cómo estás de arrastrado,…
la boca rota… y con los ojos morados. Ramón Corioco, que había mantenido el puño cerrado, lo abrió y le enseñó la
cadena y el crucifico de oro que se le
habían quedado en su mano en el único garrotazo
que lanzó; y le ripostó entonces a Andrés Zerpa ¿lo reventé o no lo reventé?.
martes, 17 de septiembre de 2013
NENÉ
Ustedes me
dicen, entonces, que tengo que perecer
como también las flores que cultivé perecerán.
¿De mi nombre nada quedará,
nadie mi fama recordará?
Pero los jardines que planté, son jóvenes y crecerán...
Las canciones que canté, ¡cantándose seguirán!
HUEXOTZÍNCATZIN
Príncipe de Texcoco, 1484
¿De mi nombre nada quedará,
nadie mi fama recordará?
Pero los jardines que planté, son jóvenes y crecerán...
Las canciones que canté, ¡cantándose seguirán!
HUEXOTZÍNCATZIN
Príncipe de Texcoco, 1484
NENE
Cada
vez que me sentaba frente a la computadora a escribir sobre mi hermano,
el creador principal del blog Arenas y
Rio Arenas, el dolor y la tristeza me
invadía. Era tan fuerte el
sentimiento, que las lágrimas brotaban de mis ojos, cuando tecleaba las
letras para comenzar esta apología dedicada a este gran hombre como lo fue
Carlos Leopoldo Palomo Gamarra, conocido como Nené. Hoy todavía, fresquito su recuerdo, no lo he superado. La imagen, este dibujo que encabeza el escrito, a el le encantaba. Y la frase del príncipe se la comunicó a una amistad, en el mes de diciembre , un mes antes de su partida, la copio cuando estuvo una vez por México.
Un
día Nené me propuso la creación de un blog.
La idea me fascinó, como otras veces que compartimos proyectos
filantrópicos y altruistas. El se las
ingenió para diseñar la página, asombrosamente sacando tiempo de su devoción
más importante, como lo fue su profesión
de traumatólogo; oficio al que se dedicó
dignamente parte de su vida, reconocido por la gente de nuestros
pueblos.
Mi
hermano logró diseñar la página, adornándola de fotos, frases, y una entrada
principal que dice muy bien de su
creatividad. La denominó: www.arenasyrioarenas.blogspot.com.
La parte que me tocaría a mí.- además de algunas sugerencias.- fue alimentarla
de anécdotas referidas a esos personajes
de nuestros pueblos que han sido
olvidados y otros que también merecen ser recordados.
Mi
compadre y hermano mayor Nene fue el
compañero de mi niñez, y parte de
nuestra adolescencia. Esta fase de nuestra vida en común, transcurrió entre
Caracas, España en una ciudad llamada Salamanca, Cúa Estado Miranda donde nací, y el resto en el valle de Montes, específicamente
en el pueblo de Arenas. De España, por la edad nos vienen muchos recuerdos
compartidos; que decir de nuestras vivencias en los pueblos de Arenas, Rio Arenas y Cumanacoa, con los amigos de
aquel ayer!.
Cuando niños,
a nuestra llegada a España, apenas
siendo unos bebes, otros niños de nuestra edad nos hicieron una rueda bailando y burlándose de nosotros, llamándonos indios.
Nené agarró una piedra, huyendo despavoridos
nuestros provocadores, lanzándola
con tal puntería a uno de ellos que le dio en pleno cráneo,
abriéndole una herida en la
cabeza y valiéndonos esta agresión,
nuestra primera y merecida pela
en territorio Europeo.
Allí,
en Salamanca, España, estudiamos hasta
segundo grado, a pesar de lo corto de
nuestra edad. Jhon, el tercero de los hermanos, era un recién nacido. Nene y yo vivimos y disfrutamos juntos, con
cierta conciencia, haber estado en una ciudad europea, gozar de las 4 estaciones y de amigos que
dejamos a nuestra partida para mas nunca regresar,… al menos juntos. El sí
estuvo por esas tierras nuevamente, al igual que William Siempre, nene y yo,
rememoramos y extrañamos por mucho
tiempo, esa vida de allá. En esas
edades, nuestro cerebro que es una esponja,
y es donde se define nuestro carácter y personalidad, nunca
olvidamos lo vivido en esa etapa.
Regresamos a Venezuela en un Buque llamado Begoña,
después que nuestro finado padre culminó los estudios de medicina. Había nacido
William, contando apenas meses de edad. Corría el año 1960.
En
dos momentos de la vida he sentido, como un aguijón en mi corazón, la ida de mi hermano Nene. Una de ellas fue
cuando se graduó de bachiller. Sabía que al irse a estudiar una carrera
universitaria a otro Estado lejano, algo de nuestra hermandad se perdería.
Conocería otro mundo, otra gente,… otra idiosincrasia.
Pensé
incluso, con el tiempo, y dada sus visitas de médico, cuando regresaba y tenía
que retornar a los estudios, que algún día cuando culminara, se quedaría, pero
no fue así, y bueno, gracias doy a fin de cuentas que se decidió a
venir por estos lados. Pero ahora Nene tu
partida, tu ida corpórea, definitiva, sorpresiva de este mundo material,
nos dejó tan tristes y desamparados.
También
doy gracias porque en muchas oportunidades pude compartir con Nené, sobre todo
cuando llegaba, últimamente con
frecuencia a mi hogar. Se aparecía
regularmente con un detalle. Compartimos almuerzos y cenas juntos. Mis
hijos, hasta mi nieta, lo adoraban. Y
yo, no solamente permití que lo
hicieran, como es el deber ser, también
lo promoví, a mi estilo, a mi forma de
ser. Cada quien ama a su manera y tiene
su forma de querer.
En
cierta ocasión que preparaba yo de
almuerzo unos frijoles, Nené se apareció
y me dijo: Te vendo mi primogenitura por esos frijoles. Yo se la acepté riendo.
Nené tenía su estilacho de humor bien
fino. Hablando, degustando la comida, me explicó lo de la ocurrencia de la
venta de la primogenitura. Un pasaje
Bíblico en el génesis: Esaú vende su
primogenitura (1:25:27 - 1:25:34)
Recuerdo
de Nené tantas cosas, entre ellas, hago
este listado sin orden específico:
- Los
juegos infantiles de: soldados, a las escondidas, espadachines,
pistolas,…currufio, boliche,…
pichas,…pelotas,…voladores,… trompo,…la cría de gusanos en cajas con hojas
de morera, donde luego se convertirían en mariposas, … los juegos en la
nieve, en época de invierno, … la primavera. El disfrute de haber vivido
una gran parte de nuestra niñez, en
una ciudad europea con las 4 estaciones,
y el resto en el pueblo de Arenas.
- Nuestro
regreso de España en un Buque llamado Begoña, donde nos sentábamos por
largos ratos en la popa,
compartiendo en silencio, la
vista y la estela de espuma que dejaba el navío en su navegar. Los baños
en la piscina del Buque. El dormitorio con el ojo de buey donde dormimos
por espacio de 19 días hasta llegar a Venezuela.
- En
nuestros primeros años en Arenas, llegamos hablando español castizo. Los
niños de nuestra edad nos seguían por la forma peculiar, para ellos, con la que hablábamos. A la entrada del
cine nos preguntaban: ¿Cómo se llama eso?. Y nos nosotros le
decíamos: cacahuates. La risa de
burla era general. ¡Y qué cacahuates… maní muchacho!, nos replicaban. Y por donde nacen los
niños?. Y les respondíamos: Nos traen las cigüeñas chavales. Más risas. Y
nos respondían: ¡ Por el pepire es que nacen!
- El juego de descubrir en el cielo,
imágenes abstractas que se prestaban a nuestra imaginación.
- La
rivalidad juvenil de gustos preferidos en la música, por ejemplo: a él le
gustaba Rafael y a mí me gustaba Sandro,
compitiendo por quien era mejor cantante.
- La
afición compartida por el equipo del Magallanes y por la Vino Tinto.
- El
cuadro de caballo, con cinco y
doble participación, que pegamos, sin ser aficionados hípicos, pero que nos llevó una tarde de análisis
de las carreras. ¡Qué
satisfacción!. Me tocó a mí cobrarlo donde Tío Arturo.
- La
rivalidad deportiva, sin
fanatismo, por el equipo de
Argentina y yo por el de Brasil, ya en nuestra adultez.
- El
viaje que hicimos a Caracas, mi finado amigo y también compadre Lorenzo
Rodríguez, para ver el Juego de Futboll Venezuela Vs Brasil en el Brigido
Iriarte. Nené y Jhon, invitados por mí,
se encargaron de comprar las entradas. William se vino de
Maracay, y juntos disfrutamos el
evento. Mas nunca he vuelto a estar entre tanta gente. Como disfrutamos el
partido, entre cervezas, olas y vítores aupando a nuestra Venezuela.
- Cuando
me apoyó en la venta de huevas de pescado que salaba y envasaba,
vendiéndolas entre sus colegas
médicos, en el hospital clínico universitario, cuando hacía el postgrado
en traumatología en Caracas.
- La
época de lectura de novelas vaqueras,…policiacas,…comic,… la biblia y de
todo tipo de literatura, en particular los noveles escritores.
- El
disfrute compartido del cine
- Entrando
a la adolescencia, lo juegos de
ping pong, … barajas,…cine,… ajedrez,…dominó. Los viajes al rio, y a la playa de la que fue nuestra
casita del peñón.
- La
responsabilidad compartida del hogar en la edad infantil, juvenil y más
allá en el cuido de los hermanos menores y de las tareas asignadas al
hogar. Yo me enfocaba más en las tareas del domesticas y nene en la vigilancia de mis hermanos.
- Superada
la niñez, y ya entrada la pubertad, nené me ayudó a descubrir y despertar el monstruo de
la sexualidad, cuando lo vi una tarde, queriéndole meter manos a la linda
Mercedita, empleada domestica de nuestros padres.
- Sus
primeros años cuando estudiaba medicina, y esperábamos con ansia su
llegada. Cuantas parrandas compartidas a esa temprana edad.
- Su
graduación de bachiller y de médico.
- Su
espíritu de trovador y la música de la nueva trova.
- Cuando
viajaba, siempre traía detalles
para la familia. Los que me obsequió
los guardo con celo.
- Su
pasión por el tenis, deporte que practicó desde el comienzo de sus
estudios en la Universidad de Carabobo en Valencia.
- Nuestra
sociedad en la cría de gallos de peleas para satisfacer al abuelo.
- La
organización de un campeonato de Basquetbol en la región montesina, donde
quedamos campeones.
- Las
pescas y paseos en el bote llamado ¨glu.glu¨, denominado así por nuestro
finado padre.
- El
bautizo en la Iglesia de Santa Inés, de mi hija Areanni, siendo tú y mi
cuñada Leonor Franco, los padrinos. No eran católicos pero nos dieron esa
satisfacción. En ese evento participaron,
además de mi esposa que aún
vivía, también mis padres.
- La
exploración a la cueva ¨EL BAQUIRO¨ en la Rinconada.
- La
creación compartida de un periodiquito montesino titulado: Chimena: por aquí fumea.
- La
discusión estéril, pero sabrosa, a
la que me retó en el Blog: ¿Que hay
más Tito? ¿ojos o hojas?. Me preguntó. Yo le decía que ojos, el sostenía
que hojas. Por varios escritos tratamos de defender nuestro punto de
vista. Pues déjame decirte hermano que tenias razón: ¡Hay más hojas que
ojos!, y mucho más, cuanto las
señales que me has mandado, es a través de hojas. Una vez te dije, que si
te ibas primero que yo, me enviaras
una señal para saber de ti, si
estarías bien, si hay otra clase de vida,
y me la mandaste, y que más creíble para mí, que
lo has hecho con hojas.
- La pea que nos metimos, hacen cuatro años, Nené , William y yo, en la casa del parcelamiento, con unas botellas de tequilas, donde a trago limpio, probando que si el coscorrón el clásico,... se nos fue el tiempo y el mundo. Tan grande fue la que nos metimos que nuestra madre nos dijo: Les ruego encarecidamente mis hijos, que mañana se metan una mas grande.
- Su
sabiduría profesional en el campo que era su abnegación: la medicina, en
la especialidad de Traumatología.
Nené,
al igual que yo, tuvimos grandes razones para amar al pueblo de Arenas. En este pueblo pasamos
la parte final de nuestra niñez, y toda nuestra adolescencia, de recuerdos que tratamos de plasmar en el
Blog.
Sí, fue un gran hombre, especialmente en el campo
de la medicina, donde logró sobresalir, y dejar una imperecedera huella en el
tiempo.
Dejó
también su marca imborrable en nosotros, los que tuvimos el honor de
conocerlo, coincidir y compartir. A veces pienso en lo injusto que
suelen suceder las cosas, porque si alguien merecía quedarse un tiempo más, como huésped de la vida, ese era el. El, como
todos, que somos invitados de la vida, colaboró en engrandecerla, con su
profesionalismo, con su humanismo, con su don de gente. Gente como Nené
nuevamente la vida debe invitarlo a
merecerla.
Dos
grandes regalos a la vida deja: Sus
hijos, mis queridos sobrinos, Zhandra Carolina y Carlos Javier.
De
nuestro transito en la vida no nos podemos quejar, en particular Nene, que cumplió deseos que quiso realizar, y que anotaba en
una lista de sueños, antes de partir en su largo viaje sin retorno. Caminó
y conoció otras culturas, y disfrutó de otras tantas
cosas buenas, terrenales y humanas, que algunas es mejor no mencionar. Y aunado a
ello, lo quiso tanta gente, incluyendo a la familia y a mí, porque era, como hermano mayor, el preferido, y lo sabía con suma certeza, tanto que seguro no le cabía la menor duda. Me hubiese gustado
que hubiese actuado, dada su
primogenitura y preferencia, con mayor profundidad y amplitud, cumpliendo
con el rol y el papel tan importante que
desempeñaba en la familia, con la mejor
idoneidad,…imparcialidad,…solidaridad, transparencia, equidad y
justicia, por no decir más.
Sí,
la abnegación por su profesión, por lo
que realmente eran sus intereses, gustos, y preferencias ocupó siempre, y ante
todo y todos, el primer plano. No se dio la satisfacción de tener una vida
social, eso que las invitaciones y obsequios le sobraban para regalar. Algunas
veces, los obsequios los compartió
felizmente con la familia. Pienso en lo esencial, en lo que quisiera decir, hay cosas que no se pueden excusar, ni justificar, y esta es una de ellas.
Uno
se ocupa de pensar, por lo que pasan los
padres, hijos, hermanos, tíos, sobrinos,
familia, por lo que les ocurre a sus
conyugues, y hasta por la misma gente. Puede llegar a niveles de
preocupación cuando lo que les acontece es un suceso trágico, enfermedades,
conflictos,…problemas fuertes y graves. Nené
me preocupaba altamente, porque
en los últimos años lo sentí tan huérfano de cariño. A lo mejor no era así, y es algo subjetivo producto de mi
imaginación, y fue feliz en la forma como condujo su vida. Tal
vez por el dolor que me embarga su
partida, mi infértil imaginación germina, crece, florece y ve cosas que no están en la realidad. Mejor
sólo pensar que se fue en paz.
La
publicación de un libro posiblemente
digital, estará dedicada especialmente a
Nené, como un homenaje póstumo, y de pasó aprovecho para recordar parte de
mis afectos que se fueron antes de él:
Mi abuelo Pedro, Mirian, mi abuela Rosa, Tia fifia, mi abuelo Candido mi
padre, Tío Chichi, mi esposa Arelis, mi
cuñada Angeles, mi suegra Angelica, mi
cuñado Antonio, mi prima Mery. Tía Josefina, mi compadre Lencho, mi amigo del
alma el chino, mi amiga Elena Malave, Narciso, Marcos Chinchilla, Armandito,
Chichito, Luis Alberto Martinez.
Hay
momentos felices, que a veces son los
más difíciles de superar. Partidas de seres como Nené, y a los que cité, hacen que perdamos el sentido de nuestras vidas. Golpes de los
que tardamos en recuperarnos, algún día,
quizás. Duelo, que sólo el tiempo se
encargará de ayudarnos a superar.
¿Saben
lo que más me duele de Nené?. Que no me pude despedir de él. Decirnos un adiós
y unas palabras de agradecimiento, no solo por tantas cosas que hiciste por mí,
sino por haber compartido en esta vida conmigo hermano, con mis hijos, Antonio, y mi nieta. Gracias por el
feliz año y el último abrazo sincero que nos dimos, comenzando este año 2013.
Para
finalizar, recuerdo un día cuando reunidos en familia, Nene tomó una escoba, se
montó en ella, trotando y relinchando
¡arre plata!, jugó al caballito imitando
al llanero solitario, provocando la
hilaridad entre los que disfrutamos ese momento tan divertido y alegre con él.
En
algún otro momento, en otro plano de la existencia, volveremos a jugar nuevamente Nené. ¡Jamás te
olvidare hermano!. Misión cumplida!: ¡Te aplaudo por ello!. NEMASTÉ
martes, 18 de diciembre de 2012
CUENTO DE NAVIDAD
De Ramón Amaya se contaron muchas cosas. Que era fanático del equipo de beisbol profesional de venezuela, Magallanes, y que como él, nadie celebraba sus victorias pero, por increíble que parezca, mas apoteósicas eran las celebraciones de sus derrotas. Era el primero que se ponía al frente de una urna para enterrarlo cuando era eliminado. La pachanga que armaba en la plaza del pueblo era descomunal.
En su ocupación de celador del cine Junín de Arenas, no se le escapaba un coleado. Usaba unos lentes tan grandes, que le permitían visualizar cualquier estratagema que inventara, alguien que pretendiera pasar desapercibido, y entrar al cine sin pagar la entrada. Los poderosos lentes binoculares, con una tecnología espacial, avanzada para la época, podían detectar los movimientos sospechosos de cualquier individuo, en un radio de acción de 100 km a la redonda, con una visual de 360° grados. Los lentes también los aprovechaba en las fiestas carnestolenda para salir disfrazado con ellos. Un simple sombrero de paja y los enormes lentes, que le ocupaban todo el rostro, bastaban. La historia del origen de estos lentes deviene de Macondo, cuando Melquiades. inventor por naturaleza, se apareció con ellos, asustando a la gente del pueblo. Cómo fueron a parar a manos de Ramón Amaya, no se sabe. Macondo es una historia de todos los pueblos de Latinoamérica. Es posible que Melquiades haya pasado por Arenas y los dejó olvidados al marcharse.
De R. A también se dijo, que sin saber manejar ni pretender hacerlo jamás, le compró un carro marca chevrolet, modelo Nova, color anaranjado, a Cruz José Gerardino. El vehículo estuvo tapado con una lona durante los largos años que le restaron de vida. Cuando falleció, la GMC, de EE.UU, fabricantes de estos modelos, lo mandó a comprar, para su colección particular, de lo conservado que estaba.
R. A no era de agraciado rostro ni figura. En un campeonato de feo, sacaba el primer lugar. El prototipo de la máquina de moler niños crudos, de Erasto, cuando olfateaba su cercana presencia, babeante, se relamía tanto de gusto, que había que acallar sus estruendosos chasquidos a trompada limpia, sino duraba meses, por el grado de insatisfacción, de no degustar el apetitoso y provocativo bocado.
R.A no tuvo esposa ni se le conoció mujer alguna. Ni descendencia. Nadie lo recuerda cuando chiquito. No hay registros fotográficos de su infancia ni de su adolescencia.
Gracias a internet, se pudo lograr copiar una imagen de esta bella criatura, que si no era Ramón Amaya cuando bebe, por lo menos es su cacareado, mencionado, y renombrado hijo, que ya desde pequeño, puede leer varios libros a la vez, siendo los lentes, el unico legado que le dejó su famoso padre.
sábado, 15 de diciembre de 2012
MISAS DE AGUINALDO E INICIACION
En anteriores entradas al blog, hemos recordado como desde niños, en el pueblo nos aprendíamos los aguinaldos y cualquier objeto que permitiera la percusión era suficiente para que entonáramos nuestros aguinaldos y cantos de navidad. Hoy evocaba como a otra edad, cercanos a la púbertad, nos cambiaba todo y también las formas de acercarnos a las festividades decembrinas.
Esperábamos con ansias, el momento del inicio de las Misas de Aguinaldo, planificabámos como aprovecharlas al máximo. De alguna manera se convertía en un ritual de iniciación en otras prácticas, desde el aprendizaje de villancicos, hasta aprovechar esos amaneceres, para coincidir en el mismo banco de la Iglesia con la damita que nos insuflaba el corazón. Unos trasnochos gloriosos.
También esos momentos, permitían colateralmente, el inicio de la ingesta alcohólica y de cigarrillos. Erán momentos fuera del ojo avizor de los adultos, factor de coerción y control. Una forma gradual y limitada de exposición a la socialización y sus rituales. 3 horas a lo máximo de permisividad que se nos antojaban eternas.
Otro de los hábitos era aprovechar los instrumentos musicales, para cantar serenatas. Gratos recuerdos de Elizabeth García, Elicena Rodríguez, amigas con las que asistí a las primeras misas, también Segundo García y Pedro César Rodríguez. También destaca en el recuerdo Neo Araguayan y Toño Coraspe, infaltables por su habilidad para animar con sus cuatros y guitarras los aguinaldos. Feliz Navidad!!
Dic 20120/clpg
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