En anteriores entradas al blog, hemos recordado como desde niños, en el pueblo nos aprendíamos los aguinaldos y cualquier objeto que permitiera la percusión era suficiente para que entonáramos nuestros aguinaldos y cantos de navidad. Hoy evocaba como a otra edad, cercanos a la púbertad, nos cambiaba todo y también las formas de acercarnos a las festividades decembrinas.
Esperábamos con ansias, el momento del inicio de las Misas de Aguinaldo, planificabámos como aprovecharlas al máximo. De alguna manera se convertía en un ritual de iniciación en otras prácticas, desde el aprendizaje de villancicos, hasta aprovechar esos amaneceres, para coincidir en el mismo banco de la Iglesia con la damita que nos insuflaba el corazón. Unos trasnochos gloriosos.
También esos momentos, permitían colateralmente, el inicio de la ingesta alcohólica y de cigarrillos. Erán momentos fuera del ojo avizor de los adultos, factor de coerción y control. Una forma gradual y limitada de exposición a la socialización y sus rituales. 3 horas a lo máximo de permisividad que se nos antojaban eternas.
Otro de los hábitos era aprovechar los instrumentos musicales, para cantar serenatas. Gratos recuerdos de Elizabeth García, Elicena Rodríguez, amigas con las que asistí a las primeras misas, también Segundo García y Pedro César Rodríguez. También destaca en el recuerdo Neo Araguayan y Toño Coraspe, infaltables por su habilidad para animar con sus cuatros y guitarras los aguinaldos. Feliz Navidad!!
Dic 20120/clpg
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