El Dr. Leopoldo Palomo Espín, antes de administrarse las 5 pastillas de nitrax, que le aseguraban dormir por las noches, se permitía algunas otras medidas de seguridad. Verificaba si estaba cerrado el Portón de la Medicatura de Arenas y sus puertas,…daba una vuelta por el entorno, revisaba si los 80 y pico de pájaros que tenía enjaulados, estaban bien protegidos por la lona que debían colocarle los hijos por las noches,… abría el capó de su vehículo, destapaba el distribuidor y le sacaba el rotor que se guardaba en un bolsillo de la bata. Volvía meticulosamente a tapar el distribuidor, cerraba el capo, verificaba que las puertas de su vehículo estaban cerradas, y entraba a la casa, asegurando bien las puertas. Algunas veces, empuñaba el revolver que cargaba cuando hacia la ronda nocturna, y en el medio del patio, soltaba unos cuantos disparos al aire para auyentar un posible ladrón que estuviera merodeando por la zona.
Con el pastillaje que se metía ,. cantidad que dormiría por cuatro días a un cachalote.- solo dormitaba en su cuarto completamente a oscuras, al cual no entraba ni siquiera un rayito de luz por la mañana, y a pesar de ello, era capaz de despertarse con el zumbido de un mosquito.
Hubo una vez que ocurrió un suceso difícil de explicar. Se quedaron los hijos del Doctor parrandeando en el Bar los cocos, que quedaba a escasos 300 metros de la Medicatura. Con ellos estaba Eulogio. Se hizo tarde. Decidieron irse del Bar y Eulogio los acompañó. Brincaron el portón porque no tenían llave, y tampoco pudieron entrar a la casa contigua a la Medicatura donde habitaban, porque la puerta estaba cerrada. ¿Y ahora?. . ¿Como hacían?. Se preguntaron. En su desconcierto y deambular, uno de ellos se percató que la puerta de la Medicatura estaba entre abierta, aunque había algo que la obstaculizaba por dentro. La Medicatura tenía varias camas clínicas. Era la solución, pensaron. Para no quedarse en la calle, todos empujaron la puerta y rodaron el banco que hacía de tranca. Cuando la puerta quedó despejada, salió sorpresivamente alguien como una tromba que se los llevó por el medio, perdiéndose esta figura fantasmagórica en la oscuridad de la noche, rumbo a la negrura del patio. Sin ponerse averiguar quién era, se devolvieron asustados. Nadie sabe como regresaron y brincaron el portón. Solo recuerdan que amanecieron en el Bar los cocos desenrollando este misterio que nunca pudieron resolver.
El Dr. Palomo tomaba estas precauciones en los años sesenta, cuando un homicidio, …un robo, … un simple hurto,… eran una noticia sensacional, porque casi nunca ocurrían. Si un muchacho se encontraba una sortija de oro, los padres lo conminaban a preguntar, casa por casa, de quien era para devolverla. Actualmente un muchacho se aparece con una moto, que ni tiene para comprarla, y que a toda vista es hurtada o robada, y los padres lo conminan a que los lleve a pasear para probarla. En aquellos otroras tiempos no había choros ni malandros,.. ni inflación. Otros personajes terroríficos y ficticios, ocupaban la escena que atemorizaban a los pobladores: Drácula, el jinete sin cabeza,… Brujas y fantasmas,…y la sayona,…
Si el Dr Palomo viviera hoy día, le pondría electrificación a su casa,.. se armaría de un tanque de guerra,… custodiado por varios perros guardines Rot Wailer llamados San Pedro y San Pablo, … dos o tres guardaespaldas,… vigilantes diurnos y nocturnos,…Con todo y que, llevara sus medidas de seguridad al extremo,… a la hora de dormir, con cinco tafil que se empujara, seguro que no pegaría un ojo.
Hubo una vez que ocurrió un suceso difícil de explicar. Se quedaron los hijos del Doctor parrandeando en el Bar los cocos, que quedaba a escasos 300 metros de la Medicatura. Con ellos estaba Eulogio. Se hizo tarde. Decidieron irse del Bar y Eulogio los acompañó. Brincaron el portón porque no tenían llave, y tampoco pudieron entrar a la casa contigua a la Medicatura donde habitaban, porque la puerta estaba cerrada. ¿Y ahora?. . ¿Como hacían?. Se preguntaron. En su desconcierto y deambular, uno de ellos se percató que la puerta de la Medicatura estaba entre abierta, aunque había algo que la obstaculizaba por dentro. La Medicatura tenía varias camas clínicas. Era la solución, pensaron. Para no quedarse en la calle, todos empujaron la puerta y rodaron el banco que hacía de tranca. Cuando la puerta quedó despejada, salió sorpresivamente alguien como una tromba que se los llevó por el medio, perdiéndose esta figura fantasmagórica en la oscuridad de la noche, rumbo a la negrura del patio. Sin ponerse averiguar quién era, se devolvieron asustados. Nadie sabe como regresaron y brincaron el portón. Solo recuerdan que amanecieron en el Bar los cocos desenrollando este misterio que nunca pudieron resolver.
El Dr. Palomo tomaba estas precauciones en los años sesenta, cuando un homicidio, …un robo, … un simple hurto,… eran una noticia sensacional, porque casi nunca ocurrían. Si un muchacho se encontraba una sortija de oro, los padres lo conminaban a preguntar, casa por casa, de quien era para devolverla. Actualmente un muchacho se aparece con una moto, que ni tiene para comprarla, y que a toda vista es hurtada o robada, y los padres lo conminan a que los lleve a pasear para probarla. En aquellos otroras tiempos no había choros ni malandros,.. ni inflación. Otros personajes terroríficos y ficticios, ocupaban la escena que atemorizaban a los pobladores: Drácula, el jinete sin cabeza,… Brujas y fantasmas,…y la sayona,…
Si el Dr Palomo viviera hoy día, le pondría electrificación a su casa,.. se armaría de un tanque de guerra,… custodiado por varios perros guardines Rot Wailer llamados San Pedro y San Pablo, … dos o tres guardaespaldas,… vigilantes diurnos y nocturnos,…Con todo y que, llevara sus medidas de seguridad al extremo,… a la hora de dormir, con cinco tafil que se empujara, seguro que no pegaría un ojo.
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