domingo, 22 de enero de 2012

APIÑATE




Robert Frost
El camino no tomado

" Dos caminos divergieron en un bosque amarillo,
Y afligido porque no podría caminar ambos
Siendo un solo viajero, estuve largo tiempo de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la maleza.

Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y agradable de caminar;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.

Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo la inexorable manera en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debí haber regresado sobre mis pasos.

Debo estar diciendo esto con un suspiro
Que en alguna parte envejece y hace envejecer,
Dos caminos divergieron en un bosque y yo,
Yo tomé el menos caminado,
Y eso ha representado toda la diferencia.
"



En un pueblito llamada Sotillo, cerca de Cumaná, Tito tiene unas amistades nuevas. Este pacifico y bello lugar, atravesado por un riachuelo, vive del cultivo de la piña. Allí hizo buenas relaciones con los lugareños a través de Fanny y Hernan, sus vecinos en el terruño que tiene con vista al mar. En este pueblo también vive Lidia, quien fue profesora de Educación Física en el Liceo Luis Beltrán Sanabria en Cumanacoa. Fanny le presentó a Ismael y a su esposa que casualmente tienen una hija llamada Areanni, igual que su hija. Ismael cultiva Piña y le ofrece 50 hijos de sus plantas a Tito para que los siembre en la parcela. Total que le regala más de 50, que Tito, su nuero Antonio y Juan David, a comienzos de este año, siembran la mitad en El Terruño.
Tito y Gledys dias despues siembran el resto. Ven como las plantas sembradas con anticipación han retoñado anunciando que van pa´ lante. Deciden ir casa de su amigo Ismael en sotillo quien, de su sembradío de más de 50000 plantas de piñas, le ha ofrecido la semilla que el quiera. Van a saludarlo y Ismael le dice que le tendrá para el fin de semana 500 retoños. Este cultivo es excepcional para estos parajes, además que la piña de Sotillo es muy dulce y hace honor al nombre que le dieron nuestros indígenas. Ananas. Que quiere decir: Fruta buena.
Doña Rosa, abuela de Tito, de muy fuerte carácter, sin malicia, con una ingenuidad tal que rayaba en la inocencia absoluta, siempre era visitada por uno de sus sobrinos, que vivía por los lados de Quebrada Seca, llamado Natividad Barreto. ¨Todo el que tiene sangre de Espín mas ocioso no puede ser¨. Sabiendo que su Tía Rosa en su inocencia era capaz de sembrarle lochas a sus plantas, esperando que sus frutos y flores dieran dinero, le llevó unos hijos de piña que ella le requirió. Después de plantadas, largos años espero Doña Rosa para que las matas de piña dieran sus frutos, y nunca vio el resultado. Así se la pasaban Natividad y su Tía, cuando el la visitaba, saliendo siempre a relucir el tema de las plantas de piña. Que si le faltaban abono,...tierra,...fosforo,..agua,... patatín... que si patatán. Quien sabe si ella añoraba complacer a su esposo Candido Palomo, que apreciaba este sabroso fruto convirtiéndolo en un rico ciró con el que hacía unos quesillos famosos. Pero las plantas nunca fructificaron. Claro, Natividad que sabía de este tipo de cultivos, porque tenía un corte de piña, le había llevado como semilla la corona de la piña, que no es productiva y solo crece como planta ornamental.
Una jugarreta parecida le hizo Natividad a Doña Nina, madre de Tito. En el patio de la Medicatura tenían una planta de mandarina, cultivada con esmero por la Doña, que sus primeros frutos eran mas ácidos que el limón. Natividad, que por todos era conocido de su oficio de agricultor, y Doña Nina que provenía de la parte central del país, pues confió en sus recomendaciones. Mandó abrir unos tremendos hoyos al lado de la planta y le enterraron unos cuantos papelones para que las mandarinas salieran dulces. Doña Nina nunca dijo nada, menos a su esposo, y espero con paciencia y ilusión la próxima carga de la mata de mandarina. Un año después nuevamente la planta florea, dio una buena carga, y sus frutos maduraron. Resulta que al probarlas seguían igual de ácidas. Doña Nina adivinó el engaño. Pensó. Buena vaina le echó Natividad, quien al saber la rabieta de Doña Nina, pasó unos cuantos días sin pasar por su casa.
Tito, no ha visto la procedencia de la semilla que le han donado y no sabe a ciencia cierta, si serán productivas las plantas. Piensa: si no dan sus frutos servirán como plantas ornamentales del Terruño.


Como dice el refrán: A caballo regalado,…ni el colmillo se le mira.

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