El Loco Leopoldo vigilaba a escondidas hacia rato a los bañistas. No aguantó más, no se sabe que ganas; salió corriendo del montaral llevándo consigo en su alocada carrera, un rugido espeluznante, zumbándose desnudo en pelota, desde lo alto de una piedra, en la poza que se hacia debajo del puente de Río Caribe en el pueblo de Arenas, donde inocentes de lo que estaba por caerles, se bañaban relinchando, felices y contentos, un grupo de muchachos y muchachas. ¡Allí no quedó nadie!. Fue tal la fuerza con que impactó el loco contra la poza que la dejó seca por completo. La sorpresa y la envergadura que portaba asustó terriblemente a todos los bañistas quienes en volandillas, recogieron sus ropas como pudieron dejando el pelero y mas nunca se bañaron por esos lares. El Loco Leopoldo, ya solo, se bañó a sus anchas y placer remojándose la mugre de meses sin lavarse la piel. Ni pensó en utilizar la mata de jabón que nace naturalmente en la orillas del río, donde se fregaban con ella regularmente sus bañadores. Ni se supo, ni se sabrá, de donde vino y de su destino. Parece ser que antes, había quien se daba a la tarea institucional, de distribuir los locos,-as por Estado, Municipios y Pueblos. Hoy, a dios gracias, solo están ocupando cargos Gubernamentales elegidos por una ¨ sabia ¨ mayoría popular. Un día cualquiera podía amanecer en la plaza, calle,… de cualquier parte un loco o loca nuevo. Y vaya usted a saber quien los interrogaba para conocer de su procedencia.
Cada loco con su tema, y el tema del loco Leopoldo era el de andar con un pote vacío de Avena Quaker. En los días que le daban los dolores de muelas, las calles se volvían vacías viendo al loco ir de un lado para otro como loco, con sus quejidos y maldiciones que aterrorizaban a los pobladores. ¿Quien aguanta o se mete con un loco furioso?, si además , como el contaba con una fuerza brutal capaz en sus dolencias y malestares, de destrozar con la cabeza los asientos de cemento de la plaza. Pero, pasase lo que pasase, no dejaba su pote vacío de ¨Avena Quaker¨. En sus momentos de extrema locura con la llegada de su adorada luna llena, destapaba el perol vacío, se lo ponía en la oreja y le daba por tratar de comunicarse con ¨Los Quaker¨. ¡Aló ¨Los Quaker¨!, ... repetía incesante e incansablemente, una y otra, vez todo el santo día. Jamás los Quaker le concedieron la dicha de contestarle. ¿Como le iban a responder?. Todos crecieron viendo como el señor de la Avena Quaker sonreía plácidamente, con su cara de gozón y mejillas sonrosadas, desde el perol de este producto imprescindible que fue en la sana alimentación de muchos. ¿Quién no recuerda a su abuela cuando invitaba a desayunar a los nietos para tomar la sabrosa avena en las mañanas?.Pero pocos se dieron cuenta de la razón por la que este encopetado señor reía de tan disimulada manera. Ahora se entiende lo que pasaba, simplemente viendo la imagen completa que NO salía en el pote de la Avena Quaker.
No estaba tan lejos ni tan loco, el Loco Leopoldo, cuando vanamente intentó comunicarse con ellos, porque la Avena Quaker, nació con el consorcio de tres compañías en el imperio del Norte, producto que aún se distribuye en el Reino venezolano donde impera una Monarquía Constitucional importadora de casi todos los productos de consumo masivo, y hoy día contamos con la telefonía celular, Internet,… CANTV que quizás en su visión de locura el logró anticipar. Posiblemente hubiese vuelto a la cordura, si a través de estos medios tecnológicos de ahora, se hubiesen dignado a contestarle con un simple: ¡Si, aló, aquí los Quaker!
Cada loco con su tema, y el tema del loco Leopoldo era el de andar con un pote vacío de Avena Quaker. En los días que le daban los dolores de muelas, las calles se volvían vacías viendo al loco ir de un lado para otro como loco, con sus quejidos y maldiciones que aterrorizaban a los pobladores. ¿Quien aguanta o se mete con un loco furioso?, si además , como el contaba con una fuerza brutal capaz en sus dolencias y malestares, de destrozar con la cabeza los asientos de cemento de la plaza. Pero, pasase lo que pasase, no dejaba su pote vacío de ¨Avena Quaker¨. En sus momentos de extrema locura con la llegada de su adorada luna llena, destapaba el perol vacío, se lo ponía en la oreja y le daba por tratar de comunicarse con ¨Los Quaker¨. ¡Aló ¨Los Quaker¨!, ... repetía incesante e incansablemente, una y otra, vez todo el santo día. Jamás los Quaker le concedieron la dicha de contestarle. ¿Como le iban a responder?. Todos crecieron viendo como el señor de la Avena Quaker sonreía plácidamente, con su cara de gozón y mejillas sonrosadas, desde el perol de este producto imprescindible que fue en la sana alimentación de muchos. ¿Quién no recuerda a su abuela cuando invitaba a desayunar a los nietos para tomar la sabrosa avena en las mañanas?.Pero pocos se dieron cuenta de la razón por la que este encopetado señor reía de tan disimulada manera. Ahora se entiende lo que pasaba, simplemente viendo la imagen completa que NO salía en el pote de la Avena Quaker.
No estaba tan lejos ni tan loco, el Loco Leopoldo, cuando vanamente intentó comunicarse con ellos, porque la Avena Quaker, nació con el consorcio de tres compañías en el imperio del Norte, producto que aún se distribuye en el Reino venezolano donde impera una Monarquía Constitucional importadora de casi todos los productos de consumo masivo, y hoy día contamos con la telefonía celular, Internet,… CANTV que quizás en su visión de locura el logró anticipar. Posiblemente hubiese vuelto a la cordura, si a través de estos medios tecnológicos de ahora, se hubiesen dignado a contestarle con un simple: ¡Si, aló, aquí los Quaker!
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