viernes, 17 de septiembre de 2010

¿Donde andaran, los amigos de ayer?



Ayer 16 de Septiembre, fue un día demasiado triste que repercutirá en mi por mucho tiempo. En la mañana me acompañó mi mama para darle la última despedida a Carmen Elena Malave, Natural de San Lorenzo, quien falleció el día anterior después de una penosa enfermedad. Me sentí como hacen seis años atrás cuando murió la que fue mi esposa, Arelis Da Silva de la que Elena fue amiga. Sentimientos encontrados de soledad, desamparo,...de que la vida no vale de verdad nada. Que dedicamos la vida en tantas cosas superfluas y no la vivimos. La nostalgia, la melancolía vienen hablar conmigo y se apodera de mi en esos tristes momentos.
En el funeral al fin conocí uno de los dos hijos de Elena. A pesar de la dramática circunstancia me dio gusto conocer a Chicho. Su hija Violeta no pudo venir de Bogotá porque tiene una bebe de dos meses. Me presenté y le expresé a chicho mi pesar,... nos dimos un abrazo solidario donde hubo esa transmisión de sentimientos. Voy a extrañar mucho a Elena. Siempre me llamaba cuando menos lo esperaba. Las conversaciones con ella estaban cargadas de buen humor.
Al venir del sepelio, como a las 12 y tanto, me llamó mi compadre Victorio de Cumanacoa para que lo anotara en una consulta con la odontólogo. Pasé reservándole el número de cita, y continúe para hacerle cambio de aceite al carro, rotación de cauchos, balanceo y alineación. Barata la gasolina pero, que caro el aceite de motor y el comestible también. Total que a las cinco y media, después que salgo me voy a la clínica de la Odontóloga, y me encuentro que mi compadre se había ido. Le habían extraído la muela que tantos días estuvo echándole vaina. Decidió que se la sacaran. Luego me fui a buscar a mi pareja para ver que hacíamos. Ya a esas horas me sentía un poco cansado y todavía estaba con esa carga de sentimiento de profunda tristeza. Nos dieron las 7 haciendo unas diligencias. Cuando decidimos ir para su casa, en la perimetral, hubo un apagón y por supuesto todos los semáforos dejaron de funcionar. El caos fue total, ya que además es la hora pico. Logré pasar dos semáforos ileso, pero al tercero le di un golpe en la puerta a un taxi de color rojo. Una larga espera, sin luz, que vinieran de transito a levantar el choquecito. Horas. En ese lapso me entera mi hija del fallecimiento, en la ciudad de Caracas, de mi tío Luis Alberto Martínez, para terminar más triste aun el día. Mi tío Luis Alberto, esposo de mi tía Ligia y padre de mis primos: Marlene, Alberto, Leonardo y los morochos. Nietos,... muchos.
Como verán un día bastante desdichado.
No fue tanto el siniestro, sino la espera, que vinieran los de transito a levantarlo, y al día siguiente, hoy, realizar las diligencias de ponerme al día con el seguro. Notificar el siniestro, hacer la revision, y después ir a transito a resolver la entrega de las experticias. Finalmente después de ir tantas veces quedé citado para el lunes. También hoy fui al terminal y no había pasaje y al aeropuerto dos veces para ver si conseguía pasaje para mañana. Frustradas diligencias porque ni sabían si había pasajes y no tenían línea en la computadora. Me dejaron un teléfono que no responde. Y no pude viajar con mi hermano Edward que me invito a irme con el temprano en la mañana, por el problema que tenia de resolver el choque.
Las fotos que anexo son un recordatorio de la gran amistad que sostuvieron mi padre y mi tío Luis Alberto. Los dos se casaron con las primorosas hermanas de la foto. La ultima, en las dos fotos, a la izquierda de ustedes, es Aracelis.
Mi padre se fue primero hacen 12 años cumplidos el 26 de junio de 1998. Hoy mi tío lo alcanza. Seguro que donde estén, esos amigos de ayer, hoy y siempre, nuevamente compartirán y desde allá nos protegerán con sus bendiciones.
Le debo mucha gratitud a mi tío Luis Alberto, a mi tía Ligia,...a mis primos. A mis parientes de acá ni que decirlo. Pero en especial a ellos porque en una hora aciaga como fue la operación de corazón abierto de Arelis, a finales de 1989, ellos me brindaron hospedaje, y un apoyo incondicional. Siempre recuerdo eso, y si no puedo estar presente físicamente en la despedida de mi tío Luis Alberto, lo que lamento, estoy de corazón y espiritualmente con ellos, en el sentimiento de pena que los embarga.
Mañana temprano lo intentare nuevamente a ver si puedo salir en el único vuelo Caracas-Maiquetia a las 6:30 am.
Si alguien también merece un aplauso por su buena actuación en esta vida como mi padre, fue mi tío Luis Alberto. Fueron unos hombres auténticos.
En las fotos mi tío Luis Alberto, Mi padre, Mi mama, Tía Ligia, y Aracelis. Estas fotos fueron tomadas en el último viaje que estuvieron en Salamanca, España.
¿Donde andaran?. Que muchachitos esos. Asi prefiero recordarlos siempre,... ¡felices y contentos!.

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