
Toda la América Latina, celebra un ritual que es como su presente y su futuro, una mezcla de hispanidad y rituales precolombinos, para honrar a nuestros parientes difuntos. Arenas no es la excepción y a pesar de que el motivo pudiera estimular a la melancolía y la añoranza de nuestros seres queridos, ausentes fisicamente, para muchas generaciones de areneros y rioareneros, estos son unos días que nos traen gratos recuerdos de muchas aventuras nocturnas en esas fechas.
Esperábamos con anhelo el 1 y 2 de Noviembre, por que ademas de asueto escolar, también era momento estelar para iniciar una campaña de "enfrentamiento" tribal. Nuestra táctica comenzaba con ganarnos a pulso la presencia en la noche, en el Cementerio, por lo tanto nos ofrecíamos tempranamente a realizar los arreglos y reparaciones de las tumbas de los familiares cercanos, con mucha diligencia y prontitud nos dedicábamos a la faena de poner a punto, los diferentes sepulcros. Terminábamos con prontitud y mucho afán esa primera fase y luego acompañábamos las gestiones para la compra de uno de los componentes fundamentales para la actividad de la noche: las velas y los velones. Ya confirmado que se disponían de los mismos en cantidad suficiente para cumplir el objetivo del alumbrado, nos retirábamos a nuestras casas para estar listos a las 7 pm y acudir a la cita en el Cementerio.
Ya en él, raudos y veloces colocábamos suficientes velas y velones e iniciábamos la recolección de las velas derretidas ("esperma"), procediendo a modelar esferas de diferentes tamaños y a planificar nuestros objetivos de combate. Si de combate, toda la noche transcurría en una confrontación aguerrida de bolas de cera derretida, que lanzábamos manualmente y que sorprendía a mas de uno con un pepazo en la espalda o por una oreja. Las tumbas se convertían en nuestras trincheras y desde alli avanzábamos al asedio de tumbas vecinas, toda la noche transcurría con la toma y pérdida de las posiciones, que las avalaba las reservas de los proyectiles construidos. Esas dos noches, quizás por la luz o por la distracción, el cementerio perdía su influencia siniestra y nos olvidábamos de la posibilidad de que nos saliera algún muerto, hasta que regresábamos a dormir.....entonces empezaban a veces las pesadillas.
También recogíamos la vela derretida para iniciar la temporada de boliches, confeccionados por nosotros mismos, usando cualquier envase cilíndrico para moldear el tambor de la perinola.
Definitivamente, era una jornada totalmente alejada del temor a morir y pernoctar en la morada de los santos difuntos....Que descansen con la algarabía de los niños morando alrededor de ellos!!!
clpg2009
Mi pueblo de Arenas y Rio Arenas tantos recuerdos llegan a mi mente del dia de los santos y difuntos,practicamente era una fiesta, pues ese dia no ivamos a la escuela, daban el dia libre y por la tarde nos trasladabamos al cementerio a llevar flores y coronas a nuestros familiares muertos y a prenderles velas en sus tumbas. Recuerdo a la señora Edelmira Villafranca que era la que confeccionaba las coronas, ella usaba papel crepé y habia que encargarlas con mucha antelacion por que se agotaban.
ResponderEliminarNorkys Marquez Barreto